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Las Xanas


La xana es uno de los personajes más conocidos de la mitología asturiana y leonesa. Bajo ese nombre genérico se agrupan varios tipos de hadas difundidos en los diversos folclores. Suelen habitar en zonas de aguas puras y cristalinas.

Las Xanas, denominadas hadas de las aguas, son espíritus de la Naturaleza con forma de mujer de gran belleza que custodian grandes tesoros, es una especie de ninfas que viven en las fuentes, en las cuevas y en las riberas de los cursos de agua, ven el amanecer y el anochecer.

Son descendientes de las Dianae (las ninfas compañeras de Diana, cazadora de los romanos que recorría los bosques bajo la Luna con su arco). Son muy bellas, delgadas, de pequeña estatura, con ojos verdes y de mirar fascinador. 

Tienen el cabello rubio, muy largo, se lo sujetan con una cinta de perlas o de flores, se peinan con peines de oro, su rubio y largo cabello y se visten con una túnica plateada. Además de tejer madejas de oro (Jomezana), poseen gallinas con polluelos de oro (Cudillero), hilos de oro sobre el agua (Limanes), tijeras de oro (Muros de Nalón, el Naranco) y otros muchos tesoros, hacen ricas a las personas que las desencanten. 

Hacen ovillos de oro y plata que regalan a los pastores. Poseen grandes tesoros y pagan con ellos a quienes les hagan favores, haciendo ricas a las personas que las libere de su encantamiento...

En la Noche Mágica de San Juan, el 24 de junio, las Xanas se hacen visibles para quien las quiera contemplar con solo acudir a los sitios que habitan, como fuentes, lagos y ríos. Suele aparecer sentada en una roca, cantando y portando una madeja de hilo de oro, que se lo entregará a aquel que se lo pida prometiendo desposorio y magníficos tesoros para aquel que consiga deshilar la madeja sin cortar el hilo, pero si el hilo se rompe, se castigará al humano con su muerte, atrayéndolo hasta el fondo de las aguas. Esa noche mágica suelen romper su encantamiento, bailando, lavando y tendiendo sus ropas.


Leyendas

En ocasiones, las xanas cambian los bebés de alguna madre por uno de sus xaninos, para que éste reciba el bautismo, sea amamantado por su madre adoptiva o aprenda a hablar como los humanos.

Además del hada secuestradora está el hada encantada, que se muestra junto a una fuente o en algún otro lugar especial, el primer día del verano, esperando que un valiente la desencante mediante alguna prueba o ritual de iniciación. Este mito, muy corriente en Europa Occidental, tiene en Asturias dos variantes principales: "El Bollo de Cuatro Picos" y "La Mujer Serpiente". Ambos transcurren en la madrugada de San Juan, cuando la xana (a veces bajo otro nombre como "encantada", "mora" o simplemente "moza", "señora") se aparece junto a la fuente.

En "El Bollo de Cuatro Picos" la xana le entrega un pan de cuatro picos al protagonista masculino, ordenándole que lo conserve intacto durante un año, al cabo del cual, la xana quedará desencantada y él ganará el inmenso tesoro que ella custodia. Pero durante ese tiempo la esposa del hombre encuentra el pan y se come uno de los picos, que comienza a sangrar. La mujer procura disimular el desaguisado y el hombre, cuando llega de nuevo San Juan, acude a la cita sin sospechar nada. Arroja el pan a la fuente o cueva y espera que la xana aparezca. El pan se transforma en un caballo, que serviría para sacar a la xana de su encantamiento, pero el animal ha quedado cojo de una pata y el encantamiento resulta frustrado. La xana entonces reprocha al hombre que tenga una esposa tan indiscreta y comilona. "Perdiste de desencantarme y de hacerte rico. No obstante, llévale a tu mujer este pañuelo de recuerdo". El hombre regresa a casa y, deteniéndose a beber en una fuente, posa el pañuelo sobre un árbol... que al momento estalla en llamas.

En "La Mujer Serpiente" el argumento es mucho más sencillo: de nuevo hay que desencantar a la xana, pero el procedimiento es diferente. La xana advierte al protagonista que deberá probar su valor. Ella se convertirá en una serpiente monstruosa y él deberá dejar que ella se le enrosque alrededor del cuerpo, para darle un beso en la boca (otras veces, tendrá que arrancarle un clavel que el monstruo sostiene en las fauces). En algunas variantes del cuento, el protagonista triunfa, desencanta a la xana y se lleva su tesoro. Otras veces, el temor le vence y la xana le castiga arrojándole su peine, dejándole cojo y condenándolo, a veces, a morir antes de que transcurra un año